jueves, 7 de junio de 2012

INCAUTO VERSUS VIVIDOR


"Hotel Cadillac"


José Ángel baja del Parque Vicente García en esta ciudad y va directamente a la terraza del Hotel Cadillac con el fin de pasmar la sed con una cerveza;  como las sillas están ocupadas, se dirige a la  barra y el barman lo satisfice de inmediato; con la lata en la mano busca donde sentarse para saborear la preferida de Cuba
Al cruzar el bulevar se encamina por la Plaza Martiana  hasta la Taberna Don Juan. Allí encontró todo lo que necesitaba. El joven trigueño, de unos 25 años de edad, abre la cerveza y bebe un largo sorbo dejando pasar lentamente el líquido por su garganta; en ese instante una pareja se sienta a la mesa contigua.

Los recién llegados hablan alto y sin parar, mientras el sirviente les pone en la mesa un par de cervezas Bucanero. José Ángel los contempla callado, hasta que la mujer que tiene enfrente le hace una invitación irresistible: “Pásate con nosotros, no nos gusta estar solos“.
Él duda un instante, pero es el recién llegado quien lo saca de su indecisión: “Échate para acá que Coralina acaba de llegar de una  misión de trabajo en Ecuador, donde ha ganado bastante dinero, y esa es la razón de la invitación, ¡celebrar por todo lo alto!, pero como no somos de aquí, estamos solos”.

Ella  subraya: “Antonio es de mucho beber, y necesita quien lo acompañe, yo tengo solo con esta”.
El invitado se instala en el tercer taburete de la mesa colindante y Antonio pide al cantinero que repita el pedido. Minutos después escucha muy bien contada la historia de este matrimonio, de su interés de comprarse una buena casa en el centro histórico de la ciudad.

Es ella la primera en  elogiarle su atractiva cadena de oro martillada, rematada con la estampilla de la Virgen de la Caridad del Cobre, luego el anfitrión  le asegura a su esposa,  que por una así, como la que exhibe en el pecho el joven, sería capaz de ir de inmediato al banco a extraer la cantidad de dinero que le pidieran por ella.
José Ángel orgulloso y presumido escucha la  primera oferta de la “fiel esposa”: “Si es la que  mi Antonio anda buscando, ahora mismo te ofrezco 500 dólares“.

Y de inmediato se brinda a llevarla a tasar con un joyero fiable. Él, ante tal oferta y seguro  de que no vale aquella cantidad de dinero por su poco peso, se pone de pie para acompañarla.
“Déjala a ella que se encargue, nosotros vamos  a seguir bebiéndonos la fría“
Con la codicia reflejada en sus pequeños y brillantes ojos negros, José Ángel se despoja de su cadena.
Vista: entrada al Centro Histórico...

 


DOS HORAS MÁS TARDE…
Antonio está totalmente ebrio y enfadado porque su esposa no regresa; José Ángel desbordado de angustia, le ruega por enésima vez a su interlocutor salir en búsqueda de la ausente, con lo que  incita la cólera al hasta ahora “apacible esposo”, quien se pone de pie propinándole un golpe en el mentón derribándolo al piso sin conocimiento.
A los pocos segundos reacciona y frente a él solamente el barman que le ofrece un vaso de agua fría y luego le sirve de testigo ante los peritos policiales para hacer el retrato hablado de los dos vividores del sudor ajeno.
La noticia corre rápidamente por toda la ciudad, ante todo por lo poco frecuente del hecho en Las Tunas, a 690 kilómetros de La Habana, donde sus habitantes se caracterizan por la hospitalidad.
Esta historia real que hemos narrado es una muestra de uno de los tipos de delitos que se producen en las calles de pueblos y ciudades de este archipiélago, en las que las víctimas muchas veces se convierten, por incautas, en cómplices de quienes los engañan usando la propia capacidad de seducción y convencimiento que poseen por el alto nivel cultural adquirido en los programas de enseñanza al alcance de todos. 

En una red social un navegante dejó escrito  Qué bello es viajar, pero qué triste que haya países donde las posibilidades de volver en un féretro a tu país se multipliquen”. Sin embargo, ela provincia de Las Tunas y en todo el país no es común, como en otras naciones latinoamericanas y caribeñas, los arrebatos de bienes de las manos  o de encima del cuerpo de las personas. Incluso, muchos turistas en esas geografías no tienen el placer de recorrer las calles, como lo hacen en la Isla, por el temor de perder sus vidas. Ni la violencia ni los linchamientos caracterizan a ningún sitio de Cuba.
Baste mencionar un reporte del Boletín Turístico Noticioso para Turoperadores y Agentes de Viajes, en  el primer trimestre de 2012, el número de visitantes extranjeros creció  en un  cuatro por ciento  en Cuba.
Y este crecimiento se debe a la seguridad que se vive a todo lo largo y ancho de la mayor de Las Antillas, según las declaraciones en La Habana de Elías Carranza, el director del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención
 del Delito y el Tratamiento del Delincuente.
Vista: Centro de la Ciudad,
donde ocurrieron los hechos...
Ante estos hechos, muchas de las víctimas por vergüenza no acuden a las estaciones policiales, donde se han esclarecido varios sucesos de esta naturaleza utilizando los Sistemas Automatizados que dispone el Ministerio del Interior  para combatir diferentes manifestaciones del delito y garantizar la tranquilidad ciudadana.



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